MADRID

Última visita: Julio 2016

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- C E R R A D O -

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Pocos cierres me dolieron tanto como el de El Borbollón. Por fin había conseguido encontrar un lugar recurrente en Madrid, donde encontrarme a gusto, disfrutar de la gastronomía de siempre, de platos sin efectismos pero tremendamente efectivos.

Sus rosquillas y su torrija, sus increíbles tortillas de patata (llegaban a hacer más de 100 cada viernes y sábado), sus torreznos y su foie casero (el mejor que yo he probado). Platos que eran un fijo en cada visita y que tenían pocos rivales en Madrid. Además, su chateubriand, su rabo de toro y sus perdices… , platos que ya apenas se ven en las cartas de los restaurantes.

El servicio era de esos que ya no quedan. De los que se preocupan por el comensal, al que llaman por su nombre porque casi le consdideran de su familia.

Yo les tengo que reconocer que en mi última visita, en la que tuve el honor de compartir mesa con un grandísimo amante de la gastronomía como es Don Luis Moreno, al salir por la puerta sentí cierta emoción y tristeza. Y es que "algo se muere en el alma cuando un amigo se va". 

En la web pueden leer “Gracias por tanto” mi sentido homenaje a los hermanos Castro que tantos y tan buenos momentos me han hecho vivir alrededor de una mesa. 

Una casa eterna.

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