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ABAC

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Mi primera visita a Abac fue en el año 2013. En aquellos tiempos el fenómeno MasterChef comenzaba a ser lo que ha llegado a ser hoy en día. La televisión tiene muchas cosas buenas y muchas otras malas. Entre las bondades se pueden citar, además del tema económico, la fama, el aparecer en el mapa del gran público, el huracán mediático de trabajar en un programa de éxito. Lo peor, el tiempo que uno pasa lejos de su cocina, el cansancio o la dificultad de sacar adelante tres restaurantes.

 

En la visita de 2013, cada plato estuvo a un magnífico nivel. Producto extraordinario, tratado con mimo y criterio. Cocina muy fina, elegante, mezclando técnicas con innovación. Todo con mucho sentido y, lo más importante, con mucho sabor. Para el recuerdo numerosos platos, como por ejemplo una magnífica gamba roja de Palamós, un "adictivo" brioche de anguila y la yema de huevo con parmentier y caviar, entre otros muchos.

 

Sin embargo, el año siguiente, en diciembre de 2014, sí que encontré cierto estancamiento en la cocina de Jordi Cruz. Apenas habían cambiado platos de un año a otro y, los que sí se habían modificado eran pequeños e insignificantes cambios. Aún así, pude disfrutar de otra gran comida en un espacio espectacular dentro del Hotel Abac.

 

Desgraciadamente, mi última visita en julio de 2019 fue decepcionante. La cocina quizás tuvo un mal día, algo comprensible aunque no debería pasar en un tres estrellas Michelin. Con respecto a la bodega, precios altísimos que no invitan a beber y un maridaje que no se entiende ya que únicamente trabajan vinos naturales. Además, ahora te obligan a hacer una ruta por las diferentes estancias del restaurante sin estar el mismo bien acondicionado para hacerlo en condiciones que permitan el disfrute. En cuanto al menú, una constante repetición de las mismas técnicas que llegan a aburrir al comensal.

Me va a costar volver.

BARCELONA

​Última visita

Julio 2019

Ticket Medio

300 Euros

Puntuación

6

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